María Mónica Abdala, nieta de inmigrantes, italianos de Benevento y árabes de la ciudad de Jazmín, en el suroeste de siria a sólo 217kms de Jerusalén, sabe desde su niñez que emigrar es sinónimo de supervivencia. Más adelante aprenderá que se puede partir sin ser víctima del hambre, de las guerras o de las persecuciones.

En su infancia conoce a la madre de Lázaro, un joven de origen polaco-judío que ha dejado a su familia en Buenos Aires para iniciar una nueva vida en el extranjero. Nunca ha visto al joven, ni siquiera conoce su voz, pero convive con los recuerdos y el llanto de una madre que aprende a amar a la distancia. A diferencia del personaje bíblico, Lázaro nunca regresa. ¿Por qué se ha ido? ¿Tiene familia? ¿Aún vive? Interrogantes que surgen, sin respuesta.

Cincuenta años más tarde el misterio es revelado. La escritora lo descubre por azar: algunas fotografías, fragmentos escritos por otros y escasos minutos de audiovisuales le cuentan que Lázaro ha sido pianista; ahora puede verlo y escucharlo por primera vez. Surge entonces la necesidad de reconstruir su historia, un viaje cultural a las décadas del ´40 y del ´50 en Buenos Aires, antes de la partida del artista.

Por Mónica Rivero | Lic. en Letras

La partida de Wenger de María Mónica Abdala. Arte de Tapa Lautaro Dores -

Editorial: Tres más Uno

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