Museo de Arte Hispanoamericano

Visita el Museo de Arte Hispanoamericano Fernández Blanco

Sobre Museo de Arte Hispanoamericano Fernández Blanco

El Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco exhibe una colección de objetos de arte hispanoamericano

de más importantes del mundo a la vez que se emplaza en uno de los palacios emblemáticos

de la historia de la Ciudad de Buenos Aires

La Ciudad de Buenos Aires posee muchísimos de esos rincones y callecitas escondidas esperando ser descubiertas. Cada vez que camino, me pregunto por qué no había venido antes?? Y es que no tendría tiempo suficiente para haberlo hecho… pero ahora lo hacemos para Uds y tiene doble mérito!


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En la Calle Suipacha 1422, cuando las callecitas de Recoleta se pronuncian en bajada entorno al Río de La Plata, encontramos imponentes casas – palacio de fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Es que nuestra ciudad lucía perfectamente entre las grandes ciudades del mundo occidental, (y no es para menos).

El Palacio Noel, donde se emplaza actualmente el Museo de Arte Hispanoamericano de Buenos Aires, alberga una interesante historia que se nutre de dos ópticas que a primera impresión pueden parecer antagónicas: el florecimiento, auge y arrobo de la Ciudad de Buenos Aires hacia Europa, frente a un período de transformación forzosa por los pueblos originarios.

Recorrer las alas del palacio, y sus jardines, encontrando a cada paso los vestigios de estas culturas me hizo erizar la piel y sentir empatía por la energía que cada objeto allí presentado. Fue sorprendente tener esta experiencia. Y quiero agradecer profundamente a Daphne por su maravillosa recepción, y por su compromiso a la hora de transmitirnos su orgullo y compromiso en formar parte del Museo de Arte Hispanoamericano Fernández Blanco. Agradecemos profundamente la predisposición de Ignacio Holder de prensa y Relaciones Institucionales. Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y Museos BA. Los créditos de foto pertenecen a Diego Astarita | Ministerio Cultura BA.

Antes de hacer el abordaje al contenido invaluable de objetos de arte hispanoamericano del Museo, es imprescindible conocer la historia del Palacio Noel que lo alberga. No pasa desapercibido cuando al llegar a la dirección citada, las columnas en su fachada emergen, alertándonos de que ingresar a su interior, será una experiencia memorable.

Durante su larga estancia en Europa, Isaac Fernández Blanco encausó su vocación de coleccionista con la adquisición de instrumentos musicales antiguos. A su regreso a Buenos Aires, encargó en 1901 al arquitecto noruego Alejandro Christophersen la ampliación y remodelación de la casa familiar, donde fundó el primer museo privado en la Argentina abriendo las puertas de su propia residencia, en la que hoy es considerada la única mansión de estilo ecléctico de fines del XIX que queda en el viejo barrio sur de Monserrat y con características de palacete neorrenacentista.

Pronto sus salones fueron invadidos por los objetos rescatados del acervo familiar, tales como, abanicos, peinetones, documentos, retratos del período federal, etc. El entusiasmo lo llevó a recorrer el territorio del norte argentino y Bolivia, conformando la mejor colección de platería colonial sudamericana del siglo XVIII y argentina del siglo XIX que se conociera hasta ese momento.

Este proyecto de remodelación, puesta en valor y reconversión en museo de la CFB, se encarga de difundir colecciones y las artes aplicadas de los siglos XIX y XX. Colección de Muñecas y juguetes antiguos (1870-1940) Donación Mabel y María Castellano Fotheringham, La ciudad a la moda, El gran comedor, El cuarto de las damas y La educación patriótica.


Qué ver en la colección del Museo Isaac Fernández Blanco

Exhibición de Patrimonio permanente – Colección MIFB EL CUARTO MUNDO

El guión de exhibición sitúa las piezas de la colección dentro de 3 ejes que dan cuenta de los diversos ámbitos culturales en donde fueron producidas:

  • El mundo surandino
  • La cultura de la selva -Misiones Jesuíticas
  • La puerta del Atlántico - Buenos Aires

La colección Abarca platería, imaginería religiosa (Escultura) y mobiliario iberoamericano de los siglos XVI al XIX. Documentos, libros, ornamentos religiosos, grabados, cerámica, indumentaria civil y accesorios femeninos. Instrumentos musicales notables.

Salas: El mundo Surandino / La Cultura de la Selva / La Puerta del Atlántico / María en América / Los maestros de nuestro arte: La pintura cusqueña / Los Maestros de Nuestro Arte: Imaginería Quiteña / El contacto con Oriente / La Cultura de la Selva II / Buenos Aires: Capital del Virreinato / Potosí, Villa Imperial / Los peinetones / Cocina / Integridad, proporción y brillantez: Arte y devociones dominicas en el mundo colonial / Con el sudor de sus rostros: Artesanos y gremios en la Buenos Aires colonial / Instrumentos Musicales Notables de la Colección MIFB

Museo Fernández Blanco | El mundo Sur-Andino

Crédito de Foto | Diego Astarita | Ministerio Cultura BA

Crédito de Foto | Diego Astarita | Ministerio Cultura BA

Lo que se conoce como el Cuarto Mundo, corresponde a la llegada de los españoles a América. Se lo llama “cuarto” porque hasta ese momento, el mundo conocido eran los continentes Europeo, Asiático y Africano.

Las piezas en exhibición son mayormente del siglo XVIII.

Relata la historia de la creación del Virreinato del Perú. En 1545 descubren el Cerro Potosí o Cerro Rico, un gran yacimiento de plata. Se dice que con la cantidad de plata que encontraron podría haberse construido un puente que uniera América con Europa (precisamente hasta Sevilla)! Y más triste, la noción de que se podrían haber construido dos puentes de similar envergadura con los restos fósiles de las personas que murieron trabajando en las minas. No solo eran indígenas nativos, sino que la mano de obra incluyó también como trabajadores a esclavos africanos que participaron en las excavaciones.

El sagrario de plata, de estilo barroco americano, es una de las piezas principales de Sur Andino del Museo Fernández Blanco.

“Barroco” significa perla, y deviene de la expresión latina horror vacui (‘miedo al vacío’), por esta razón se caracteriza a simple vista su impronta ornamental recargada y con mucho detalle.

Es de estilo barroco americano, que a diferencia del barroco europeo, incluye en sus diseños tipologías florales y de animales foráneos, que son propios de cada región. En algunos casos encontramos la flor de la cantuta, que es una flor de color rojo intenso, sagrada para el imperio inca, y actualmente flor nacional de los países Perú y de Bolivia.

"En 1532 un pequeño grupo de españoles encabezado por Pizarro tomó contacto con el actual territorio de Ecuador, la más reciente adquisición de los incas.

Estos señores del Valle de Cusco, en el corto lapso de un siglo, habían logrado expandir su señorío y transformarlo en un estado que se extendía a lo largo de la costa del océano Pacífico, desde la línea ecuatorial del norte, hasta el paralelo 34, unos kilómetros al sur de Santiago de Chile; y desde los oasis costeros de Perú, hasta las selvas boscosas del chaco.

Más allá del mosaico étnico que conformó el Tahuantisuyu, el territorio surandino estuvo cimentado en antiguas tradiciones compartidas, tanto de relación y devoción con la divinidad, como en el aprovechamiento y domesticación de su paisaje en términos de mejorar la adaptabilidad del espacio. El incesante tráfico de caravanas de llamas, intercambiando mercadería e ideas, relacionó estos grupos étnicos generando un ámbito cultural más o menos homogéneo en el momento del contacto con el europeo. A la burocrática organización del Estado Inca se le superpuso la no menos burocrática organización del Estado Español. A la capacidad artesanal de los naturales se les impuso un estilo diverso, sin desaprovechar las habilidades adquiridas. Sin embargo, no fue la destreza textil o metalúrgica de los indios lo que sobrepasó la fantasía de los conquistadores, sino la riqueza de sus recursos minerales.

El hallazgo del Cerro Potosí en 1545, a menos de 15 años del desembarco, amplió el espectro de explotación minera a cifras nunca antes soñadas por europeo alguno. Marcó el nacimiento del capitalismo moderno, instalando por tres siglos el apogeo de la plata en el mundo y enterrando para siempre el carácter ritual de los metales preciosos"

Museo Fernández Blanco | La Cultura de la Selva

Crédito de Foto | Diego Astarita | Ministerio Cultura BA

Crédito de Foto | Diego Astarita | Ministerio Cultura BA

La compañía de Jesús fue una de las órdenes activas creadas durante el siglo XVI con el propósito específico de recuperar para la Iglesia de Roma a los pueblos cristianos que se habían pasado por diferentes motivos a las filas de las nuevas iglesias protestantes, y por extensión, como orden misional en tierras de infieles. 

Los ocho primeros jesuitas segaron al América española en 1567, y más específicamente al Perú en 1568. Ocho años después fundaron una misión en Juli cerca del lago Titicaca


En nuestra actual región de la selva Argentina:

Sobre las misiones jesuíticas: La Compañía de Jesús

Fue el rey Felipe II quien decidió otorgar permiso a los Jesuitas para evangelizar y misionar en tierras americanas, en 1566 a través de una cédula real, meses antes de la muerte de San Ignacio. La Compañía de Jesús introdujo en la actividad pastoral de la Iglesia la idea de “misión”, es decir con el objetivo de cumplir. Su carisma evangelizador se basaba fundamentalmente en la eficacia y su pensamiento netamente militar buscaba indefectiblemente la victoria en la conversión de los infieles. Siempre estaba presente la ejecución del plan. Los misioneros respondían, sin hesitaciones ni tergiversaciones,

a las órdenes emanadas de los superiores, quienes a su vez, recibían la “inspiración divina” para discernir en las circunstancias más difíciles. La salvación de los pueblos devenía en una cuestión estratégica: enseñar la doctrina cristiana y administrar sacramentos eran las metas que aseguraban la transformación de los indígenas en hijos de Dios.

Por otra parte, la difusión de colegios o instituciones de enseñanza en todos los niveles, ciudades y en las misiones, fue fundamental para sus propósitos. La institución escolar, la enseñanza de ciencias y de las artes, los talleres artesanales, con sus reglas rigurosas y definidas, fueron el perfecto ejemplo de eficacia burocrática. Hubo religiosos que fundaron escuelas pero los jesuitas se empeñaron en ello y lo difundieron ampliamente.

Los guaraníes

En tiempos precolombinos, dos grandes grupos humanos de las riberas del río Amazonas, comenzaron a avanzar hacia el sur, a la “tierra sin mal”, que significaba para ellos nuevas tierras de caza y cultivo. Conformaron un complejo grupo étnico y lingüístico conocido como “tupí-guaraní”.

Los guaraníes se dirigieron hacia las tierras del río Paraguay, ocupando las cuencas de los ríos Paraná y Uruguay hasta la desembocadura del río de La Plata. Esta era la dispersión de este pueblo a la llegada de los españoles a América a comienzos del siglo XVI.

El fenómeno de las Misiones Jesuíticas o Treinta Pueblos guaraníes comprendió sólo parcialidades sobre el río Paraná y alrededores. En el momento de encuentro con los conquistadores españoles, el pueblo guaraní se hallaba en una transición. Pasaban de ser cazadores y recolectores nómades a un sistema de sedentarismo agrícola. Sus viviendas colectivas agrupaban entre 50 y 60 familias. Estas agrupaciones contribuyeron al éxito de las misiones, ya que adaptaron esta distribución de viviendas para lograr la congregación y la disposición en la construcción de iglesias primitivas.

En relación a la vida espiritual de estos pueblos, la religión pasaba por un sentimiento más bien de tipo individual, que no se compartía con otros, salvo excepciones en circunstancias con el Chamán – karaí -. Por ello, había una ausencia absoluta de altares o ídolos. Las únicas exteriorizaciones religiosas eran las migraciones, la danza y unos pocos rituales. Desde los primeros tiempos de evangelización, los lingüistas jesuitas intentaron registrar el complejo panteón mitológico guaraní.


Según los diccionarios y crónicas de la época, los guaraníes tenían conciencia de Dios, al que llamaban Tupán o Tupa, y a quien describían como un anciano de barba sentado en una Apika o trono, y con el sol y la luna en cada mano, pues habían sido creados por él. Para algunos autores, la verdadera divinidad guaraní fue Juruparí, dios intermediario entre los guaraníes y las fuerzas de la naturaleza, quien luego de la cristianización pasaría a ser identificado con el diablo. Entre otros muchos seres sobrenaturales se hallaba la pareja mítica conformada por Taú y Keraná, quienes tuvieron siete hijos que simbolizaban las siete desgracias de los hombres.

Existían tres autoridades dentro de cada comunidad, eran de carácter social-religioso:

El cacique Tuvichá (líder natural), el chamán o Pajé (médico – hechicero), y el Karaí (señor santo o bienaventurado). Ellos repercutían enormemente en la vida social y grupal de los guaraníes. Un dato curioso, es que los karaí negaban a su padre, y se decían hijos sólo de una madre y de alguna divinidad. Visitaban las diferentes aldeas en las que eran siempre bien recibidos. Por lo general, su discurso era siempre en contra de las normas impuestas. Afirmaban enfáticamente que el mundo conocido era malo, y que existía la posibilidad de conquistar un mejor mundo nuevo. Muchas hipótesis sostienen que sus discursos no sólo contribuyeron a la migración de los grupos guaraníes, sino también a facilitar la aceptación de la evangelización de los jesuitas.

Museo Fernández Blanco | La Puerta del Atlántico

En 1580, la ciudad de Buenos Aires nació por segunda vez como freno al avance de otras coronas europeas. Casi sin querer, fue la fundación del próspero desarrollo de una de las grandes ciudades de Latinoamérica.

En 1580, la ciudad de Buenos Aires nació por segunda vez como freno al avance de otras coronas europeas, principalmente la corona portuguesa, preocupadas por conseguir rutas de acceso a la riqueza de Potosí. Se necesitaba la presencia española en el estuario del Río de la Plata.

La intención de la corona no era abrir una salida al Atlántico de sus productos sudamericanos, dado que el único puerto autorizado entonces era El Callao, sino impedir la evasión indiscriminada de los mismos y el ingreso de otros productos. Por otro lado, se necesitaba crear una fuente de sustento para los habitantes de esta nueva población. Fue así como fueron permitidos exportar algunos productos derivados de la explotación del ganado cimarrón, como el cuero y el sebo, y harina hacia el Brasil en calidad de moneda de intercambio de algunos productos necesarios como ropa, hierro y acero.

En la omisión, el gobierno español toleró el ejercicio sistemático del contrabando durante más de ciento cincuenta años. El libre comercio en Buenos Aires se establece dada la extrema demora y encarecimiento de productos llegados desde Lima. En un primer período, un grupo de portugueses instalados en la ciudad de Buenos Aires se encargaban de facilitar el acceso de diversos productos a través del soborno. La llegada de barcos extranjeros que solicitaban autorización para atraque debido a averías varias hicieron posible este proceso, que servía de pretexto para obtener de la venta de algunas mercancías el sustento para gastos imprevistos “de urgencia”.

A partir de finales del siglo XVII, la introducción de artículos europeos se vio incrementada con la fundación portuguesa de Colonia del Sacramento. Ya no se hizo necesaria la intervención de los elementos lusitanos de la ciudad, sino que los mismos criollos contrabandistas se dirigían a la colonia a abastecerse.

Otro paso importante en la apertura del comercio porteño fue cuando la Corona autorizó a operar a la Compañía de Guinea, una concesionaria para el tráfico esclavista. Además de los esclavos africanos. esta compañía descargaba grandes cantidades de productos en Buenos Aires.

En el año 1777, después de la instalación del virreinato, se abre el puerto libre, acrecentándose así el contacto económico con Europa y aumentando las rentas fiscales. Con la organización, del tránsito de carretas, los productos importados tuvieron mayor acceso a las ciudades del interior, y compitieron con las economías regionales y con las mercaderías traídas desde el Alto Perú.

Con esta situación, las posibilidades de Buenos Aires de abastecerse de productos de la región andina fue siempre escasa y relativa. Algunos artículos habían sido facilitados por las artesanías misioneras, pero el gran abastecedor fue el negocio del contrabando. Junto con los barcos y sus mercaderías llegaron inmigrantes: artesanos, comerciantes, devociones, formas de vida, gustos e ideas. Andaluces, portugueses, gallegos, vascos y en menor cantidad flamencos e italianos por aquel entonces, combinados con las tradiciones andinas y misioneras forjaron y la idiosincrasia al rioplatense.

Museo Isaac Fernández Blanco: Datos útiles, horario y contacto

Dado que la información es factible de cambios, informamos el acceso directo de la Web Oficial del Museo, para que puedan realizar sus consultas en forma directa:


Click Aquí: Web Oficial Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco

DIRECCIÓN Suipacha 1422

HORARIOS

  • Lunes, miércoles, jueves y viernes de 12 a 19 hs.
  • Sábados, domingos y feriados de 11 a 20 hs.
  • Martes cerrado.

DÍAS ESPECIALES

  • Días feriados que el Museo permanece cerrado:
  • Viernes Santo: 19 de abril
  • Día del trabajador: 1 de mayo
  • Navidad: 25 de diciembre
  • Año nuevo: 1 de enero

ENTRADA

General: $50. Miércoles gratis. Jubilados y estudiantes universitarios presentando acreditación, personas con discapacidad más un acompañante, menores de 12 años y grupos de estudiantes de colegios públicos, sin cargo.

CONTACTO

Teléfono: 4327- 0228

Mail: museofernandezblanco@buenosaires.gob.ar