✪ ¿Cómo fue tu primera conexión con el arte y la música?

La música siempre estuvo presente, desde edad temprana en mi hogar.

Mi madre era cantante lírica y mi padre también escuchaba muchos géneros musicales. Era un entorno musical.

Entre los 12 a 15 años, tomaba clases de piano. No me gustaba para nada tener que leer partituras. Hasta que, haciendo uso del don innato, comencé a tocar de oído los temas del momento. Habían llegado Los Beatles!

En aquella época me gustaba escuchar lo que estaba de moda. De chica los italianos románticos, Luigi Tenco, Mina, la música francesa de la época, y por el lado de mis padres la música clásica, Flamenco, Foxtrot. A través de mi padre me inspiré a bailar Flamenco; y de mi madre me entusiasmó el folklore vocal, como el de Los trovadores, el Cuarteto Zupay. De hecho en el Normal 4, armé un cuarteto vocal y también cantaba en el Grupo de Hoy.

Posteriormente, me empecé a enamorar el folklore norteamericano, y el género de rock sinfónico de los 70s: Especialmente, Crossby, Still and Nash, Joni Mitchel, Jethro Tull, Simon & Garfunkel.

✪ ¿Cómo fueron tus primeros contactos con EE.UU?

En el tiempo universitario y científico me radiqué en EE.UU en más de una ocasión, en Los Ángeles, California.

Esos tiempos, creo, nos demuestran que en la vida a veces tenemos paréntesis en los cuales el arte aparece en nuestra vida, y en otros se aleja… o queda en un segundo plano. En ese momento, el arte, estaba en un segundo plano para mí. Presente siempre, pero en otro plano que no era prioritario. Había alquilado un piano y siempre estaba en contacto con otros músicos.

Regresé a Argentina, me enamoré de un pintor francés-uruguayo. Recorrí itinerante mi vida en Barcelona y en otros países. Posteriormente llegó “el verdadero Amor” a mi vida… las burbujas del amor infinito, mis años de felicidad. Disfruté la vida plena. Todo terminó antes de lo imaginado. Me encontraba en Argentina, y debí reorganizar “conmigo misma”, pensar mi vida de una manera distinta.

✪ Y aparece el jazz…. “All that jazz”…

El jazz aparece como una bocanada de aire fresco. Por intuición de una amiga, comencé a profundizar en el género. Inicié tocando en los ensambles de Sadem. Tomé clases con importantes pianistas y me enloquecieron las armonías del jazz. Dábamos muestras y conciertos allí, en el Jazz&Pop, en el Club de Olivos por allá en 2004.

Me invitó una escritora a musicalizar algunos poemas para su presentación del libro en la Feria del Libro y empecé a componer más.

Comenzaron después las presentaciones en forma de cuartetos, dúos, tríos junto a Mariano Míguez, Leo Páez. Posteriormente con Fabián, Sauma, guitarrista y

arreglador, con quien armamos un dúo hasta la actualidad. Recuerdo el desaparecido Mudra Bar, Pista Urbana, Biblioteca Café, Notorious...

✪ El jazz, un camino de ida…

... y de vuelta. Porque el jazz me hizo regresar a California. Pero diferente esta vez. Junté material para poder presentarme allí. Armé mi repertorio: esta vez incluí jazz, pop, boleros, canciones de Norah jones, Billy Joel, Tom Jobim, y temas lindísimos de los 70´s y los 80´s. Junto a Pablo Riviere nos presentábamos en Vinotecas, restaurantes de playa, house concerts. Fue una época preciosa. Años de ir y venir meses en Buenos Aires, meses en California. Llegué a tocar en Santa Mónica presentándome por mi propia cuenta.  

✪ ¿Cómo definirías el aporte social, el mensaje como artista la audiencia que te sigue? Y por qué no? También quien te descubre…

Mi aporte social es el amor. Literalmente. Frente a una audiencia, mi mensaje es mover las fibras emocionales del espectador a través de la entrega, y hacerlo parte de ello. Mostrar que sin importar qué sea lo que se haga, debe estar hecho desde el amor. El dar amor. Pero, también es importante, que la audiencia conozca y disfrute el respaldo técnico, el estudio, la exploración, y todo aquello que nutre el contenido del artista que ve en el escenario. Los shows suelen ser con repertorios armados, pero si la audiencia te lleva o te demanda otra esencia, una historia contada, es fantástico poder darles también aquello que surge de esa complicidad, la energía… porque es un feedback, una retroalimentación de energía espontánea.

También siento la necesidad de poder compartir mi experiencia personal por haber vivido en países del mundo. Haber aprendido de esa experiencia que no hay una sola forma o estilo de vida en la ciudad. Tampoco creo en la resignación, ni en pelearse por  ideologías vetustas. Hay que innovar, romper patrones viejos de otras décadas, desterrar  las políticas corruptas e ineficaces y en vez, generar conocimiento, trabajo, modernización y educación. Y así poco a poco, acabar con la pobreza.

 Los que tuvimos la suerte de estudiar y evolucionar en cuanto a “ver” otras formas posibles de vida, debemos estar atentos y pedir a los gobernantes que generen oportunidades y confianza. Muchas impensadas por caminos tradicionales. Asociarse con personas abiertas, compasivas con los otros, educadas, creativas. Ir creando comunidades de gente afín. Por ejemplo como alternativa a las ciudades, vivir en lindos lugares junto a la Naturaleza, donde hay tanto para dar, tener huertas agroecológicas para alimentarse bien, espacios para compartir, trabajar, energías  verdes, tecnología disponible para trabajar. Con personas y profesiones que se interesen por aprovechar todo el caudal humano. Tanto natural como geográfico de este país y su gente, sin tener que resignarnos a la mala suerte o mala vida.

✪ ¿ En qué momento de artista te encontramos hoy?

En este momento estoy componiendo música propia, de distintos géneros. Me siento ecléctica en mi gusto por tocar y generar climas con los acordes que exploro en mi piano, las melodías. Será un disco, en principio digital, con arreglos propios.

En los temas, mi inspiración tiene que ver con la naturaleza que nos rodea, con mis vivencias emocionales de aquí en mi país y en mi país adoptado tantos años.

Como ejemplo, el tema “Aguas de Big Sur”. Se vibra la energía y la vida de la naturaleza en su manifestación. Gracias a Sergio Liszewski, mi productor, arreglador y guitarrista pudimos darle juntos ese carácter del mar que tanto me inspiró y conmovió en mi composición. En los temas hay imágenes de recuerdos. Hay cariño en la nostalgia, pero también hay amor por el futuro.