Hoy vamos a realizar un viaje cultural a una de mis ciudades favoritas de Japón.

Su nombre es Kioto y está ubicada en la parte central de la isla de Honshu.

Recordemos que el archipiélago japonés se extiende de Norte a Sur sobre la costa Este de Asia entre el archipiélago de las Kuriles y el archipiélago de las Ryukyu, y abarca el noroeste del Océano Pacífico. En total está compuesto por 6852 islas pequeñas.

Las principales islas del Japón son cinco: Hokkaido, Honshu, Kyuchu, Shikoku y Okinawa.

Kioto ha sido la capital de Japón entre los años 794 -1868, año que el emperador Meiji decidió su traslado a Tokio. Hoy la ciudad de Kioto es la capital de la Prefectura del mismo nombre. Japón está dividido en 47 Prefecturas o jurisdicciones territoriales.

El distrito metropolitano es Tokio, una provincia Hokkaido y dos prefecturas urbanas como Osaka y Kioto. Las 43 Prefecturas restantes son rurales. Esta división permanece así desde el año 1888. Cada prefectura se subdivide en ciudades, pueblos, villas y distritos rurales.

Kioto fue la única ciudad (dentro de la Prefectura de Kioto) que no fue bombardeada por las fuerzas áreas estadounidenses en la 2da. Guerra Mundial y se conserva prácticamente como en la antigüedad.

Autores reconocidos como Yasunari Kawabata,Yukio Mishima, y Haruki Murakami describen perfectamente en varias de sus novelas, la geografía, la arquitectura, la cultura y las costumbres de los habitantes de Kioto.

Antes de visitar sus bosques, sus montañas, sus templos y jardines, les aconsejo leer o ver las películas de Yukio Mishima, un escritor y actor de cine japonés del siglo XX que escribió 40 novelas, obras de teatro, relatos y ensayos.

Una de sus novelas, “El pabellón oro” basada en el templo, también conocido como “El Pabellón dorado” o Kinkakuji Temple. La novela, se basa en un hecho real. El incendio de un famoso templo budista provocado por un joven novicio, Hayashi Yoken en el año 1950.

En la novela, el joven se presenta como una persona perturbada que se siente inferior ante la extrema belleza del templo.

Les recomiendo la película producida por Francis Ford Coppola, llamada “Una vida en cuatro capítulos” biografía de Mishima, donde también se menciona a este templo. El escritor se suicida en el año 1970 practicando el seppuku o harakiri.

En la zona noroeste y centro de Kioto comienza nuestra visita al Pabellón de Oro.

Lo que vemos hoy es una reconstrucción y está considerado Patrimonio de la Humanidad por Unesco desde el año 1994.

Les aclaro que no se puede entrar a él, pero sí se lo puede admirar y fotografiar desde una distancia que permite abarcar todos sus ángulos.

El templo consta de tres plantas. Sus dos plantas superiores están recubiertas con hojas de oro puro. Allí se guardan las reliquias del Buda.

A su alrededor posee un bellísimo jardín. Frente al templo podemos observar un gran espejo de agua con islas y piedras muy representativas de la costumbre budista.

Cerca de allí encontraremos el Templo Ryoanji y el Templo Ki. Estos templos eran residencias aristocráticas construidas en el siglo XV y luego fueron convertidos en templos budistas.

El Castillo de Nijo es otro de los monumentos históricos designado por parte de la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. Construido en el año 1603 - comienzo del periodo Edo.

En el año 1867 fue utilizado como palacio imperial hasta que fue donado a la ciudad para la visita de turistas y pobladores.

Rodeado de hermosos jardines con más de 400 árboles de cerezos.

Ideal para visitarlo en primavera y también en otoño para disfrutar el “momiji” en relación al arce japonés  cuya hoja pasa de verde intenso a rojo. Las hojas se van tornando amarillas, anaranjadas, rojas y hasta violetas.

En el noroeste de Kioto se encuentra el distrito de Arashiyama, un bosque de bambú. El santuario Nanomiya y el templo Tenryuji y el templo Seiryo-ji (aquí obras de arte, una estatua de Buda de 1000 años de antigüedad), el templo Goiji, el parque de los macacos de Iwatayama y una de las atracciones más lindas es cruzar las montañas de Arashiyama con el tren escénico de Sagano. No pueden perderse la Esquina de Gion, aquí podrán apreciar distintas artes y tradiciones.

La verdadera Ceremonia del Té, costumbre iniciada en China en el siglo VIII.

Fue introducida en el Japón por los sacerdotes budistas Zen a finales del Período Heian, en el siglo XII. El té se tomaba para evitar la somnolencia durante las largas horas de meditación. A principios del siglo XIV, beberlo comenzó a hacerse popular entre la gente.

La idea de Wa-kei-Sei-Yaku encarna la belleza en la sencillez y simplicidad.

"El verdadero espíritu de la ceremonia del té puede definirse con las palabras tranquilidad, rusticidad y gracia."

La música también está presente, el Koto, un instrumento de 13 cuerdas importado de la China hace 1300 años se empleó en la Corte Imperial. Tradición que pasó al pueblo y hoy se conserva para el deleite de los japoneses y extranjeros.

El Arte Floral o Ikebana, surge de una pasión por parte de los japoneses hacia las flores desde el siglo VI cuando ingresa el Budismo desde China.

A la imagen de Buda le colocan flores en el altar y también a los antepasados para consolar su alma.

Luego se incorporan las flores a la ceremonia del té pero ya con un estilo llamado Nageire, una técnica donde se aplican sentimientos artísticos, espirituales y religiosos.

La danza Kyomai, se divide en dos ramas, Odori (siglo XVII) creada a partir del teatro Kabuki y del Oeste del Japón surge Mai, basada en el drama No.

Miyako odori, conocida como la Danza de los Cerezos, se realiza todas las primaveras en Kioto. Danzan una Maiko (aprendiz de Geisha) y una Geisha.

Geisha ó geiko significa artista, una persona experta en las artes tradicionales, en música, aprenden el shamisen, un instrumento de tres cuerdas, también aprenden la flauta, la danza, el canto y la ceremonia del té.

Antiguamente las geishas eran hombres que tenían una actividad similar a los juglares medievales.

En el año 1779, las geishas fueron reconocidas como artistas pero también se convirtieron en las rivales de las cortesanas, quienes a diferencia de las geishas, sí comercializaban sexo.

Por lo tanto las geishas no son prostitutas como les hicieron creer algunas cortesanas a los soldados estadounidenses cuando ocuparon Japón.

Debido a los conflictos que se generaban entre ellas y las prostitutas se crea un sindicato llamado kenban, un registro de todas las geishas para controlar su actividad e imponerles reglas. Por ejemplo no podían realizar su arte por la madrugada, no podían involucrarse con sus clientes, ni siquiera sentarse cerca, tampoco podían vestirse con colores estridentes. Ésto las harían diferenciar significativamente de las cortesanas.

Una reunión con geishas de dos horas en Ichiriki Ochaya, la casa de té más exclusiva de Kioto, cuesta más de 5.000 euros, pero el vestido de una geisha supera los 30.000 euros. ¿Por qué estos excesivos precios? Las personas que se dedican a preparar a una geisha desde su infancia o adolescencia, deben invertir muchísimo dinero en sus estudios y manutención.

Las okiya son las casas donde enseñan a las geishas, quienes antes de serlo se entrenan durante años como maiko. Aprenden idiomas, literatura, artes y todo lo que se necesita para demostrar una gran empatía y don de la conversación.

Las calles de Pontocho poseen casas de té, donde se recibe a los clientes con una cita previa para presenciar y disfrutar de una cena atendida por las geishas quienes además ejercerán música, danza y una agradable conversación.

Está prohibido hablarles por las calles y además intentar fotografiarlas es todo un desafío. Si ingresan a algún negocio a comprar algo, sólo ellas y sus custodios pueden estar allí. El negocio se cierra un rato para el público en general, como si se tratasen de artistas de Hollywood.

Los espero en el próximo relato!

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