Un rincón…Inglés?

Alejado del movimiento comercial, del ambiente ruidoso y animado del centro del barrio de Caballito, se encuentra esta especie de enclave. Rodeado de muchos edificios en altura, emerge este lugar que a primera vista se destaca por su arquitectura pero también por su quietud, su silencio.

El llamado Barrio Inglés, es un emprendimiento llevado adelante por el Banco El Hogar Argentino, una entidad financiera que surgió en 1899 y cuyo objetivo era facilitar el acceso a la vivienda.

En la década de 1920 el banco compra las tierras limitadas por la avenida Pedro Goyena y las calles Valle, Emilio Mitre y Del Barco Centenera y ahí mismo se construye el barrio que hoy conocemos. El proyecto se basaba en la construcción de estas casas unifamiliares y la venta con un crédito hipotecario.

Caminando esas calles, algunas todavía empedradas, el visitante comienza a ver una morfología muy particular en las fachadas que no es común en otros barrios porteños.

Lo distintivo es que la mayoría de las casas están revocadas aunque algunas tienen detalles de ladrillo a la vista. Hay algunos techos a dos aguas, grandes ventanales, balcones con barandas metálicas, de madera o con balaustres. 

En las entradas podemos ver arcos, escudos heráldicos, columnas….un sinfín de formas y volúmenes que nos llevan a pensar en otras latitudes…. Por momentos mirando algunos de estos detalles vemos como se exhibe la influencia italianizante y mirando para otro lado encontramos la impronta de unos arcos en punta, de estilo tudor, y pensamos en Inglaterra.

Tal vez pensemos que esto tenga que ver con el origen del nombre de este lugar, o tal vez como también se dice, que fueron trabajadores del ferrocarril, de origen inglés, que inicialmente habitaron las casas. Pero el nombre lo pusieron las inmobiliarias a mediados de los años ´60 a un barrio que en realidad es muy ecléctico, o sea que conjuga varios estilos.

Lo destacable es que este sitio tan particular está protegido por el Gobierno de la Ciudad y el objetivo es conservarlo como Patrimonio Histórico, por su singularidad. Esto evita el avance inmobiliario que finalmente podría extinguir, como ya ha ocurrido en otros barrios, los rasgos más característicos o especiales de nuestra gran metrópolis.

Alejandro Kazanietz