Sobre la Autora

Wanda Arredondo ha destacado su trabajo en la participación de los Talleres Literarios de la Agrupación Literaria Argentina.

Ella es de Santa Fe, Argentina y consideramos que es una encaminada joven a gran promesa argentina!

Se encuentra cursando el último año del secundario con orientación en economía, a pesar de tener fuertes inclinaciones artísticas como el dibujo y la música. Futura estudiante de la carrera de Letras. El interés por la literatura surge a corta edad.

✪ ¿Cómo llegó la literatura a tu niñez?

Las primeras lecturas que recuerdo fueron de historietas de Patoruzito y de Isidoro. De chica, iba mucho a la casa de mis abuelos maternos y en ese entonces no tenían internet y el televisor tenía muy pocos canales. Mi abuelo, que es de leer historietas, para que no me aburriera siempre que compraba para él algunos ejemplares, también compraba para mí alguna de Patoruzito o Isidoro, y me las guardaba para cuando iba a visitarlos. Uno de los primeros libros que leí fue El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry. Lo leímos en primaria, y hasta el día de hoy sigue siendo uno de mis favoritos.

Wanda también es practicante del arte marcial coreano Taekwondo. Aspira a dedicarse a la enseñanza del mismo. Le preguntamos también sobre su otra pasión:

✪ ¿Qué es lo que más te inspira del aprendizaje de la cultura asiática, coreana específicamente?

"Una de las cosas que más me atrajo, desde que comencé, fue el gran respeto que uno debe de tener para con los maestros, los compañeros y el lugar práctica (dojan), el respeto es algo fundamental. También me gusta mucho que todas las técnicas y movimientos tengan un cómo y un por qué, una explicación lógica de por qué es así. Esta todo pensado muy meticulosamente. 

Destaco personalmente, porque me resulta interesante, que las formas (tul) tengan un significado que represente una parte de la historia coreana o de personajes históricos de la misma, como filósofos, Santos, etc.

Una de las cosas más importantes, es el hecho de que se haga mucho hincapié en los cinco principios fundamentales que tiene el taekwondo, ya que son los que de cierta manera lo forman a uno como practicante y también como persona porque son principios que también pueden ser aplicables a la vida diaria de uno. Estos principios son la cortesía, la integridad, la perseverancia, el autocontrol y el espíritu indómito."

Les compartimos el cuento que ha sido destacado con la publicación en nuestra revista TP&GO! Magazine Digital

Era una temprana mañana de invierno.

Aún me encontraba en un estado de somnolencia cuando, sin previo aviso, me encontré con un par de ojos. Alargados, con pestañas bien pronunciadas, y con un algo de oscuridad tras ellos... ¿El color de sus iris? No importa. Lo que me interesaba era saber aquello que hizo desaparecer mi somnolencia, ¿Habrá sido esa inquieta profundidad al mirar? ¿El atrapante brillo que proyectaban?

Probablemente, ambas.

La mirada de esos ojos me incomodaba muchísimo. ¡Llámenme demente, pero ellos parecían querer leerme! Parecían desear profundizar en mi interior. Desear conocer mis secretos y mis pecados. Como si cual confesión ante un sacerdote se tratara.

Tal vez exagero, tal vez no. Pero ese "querer conocer" que despedía esa misteriosa mirada, acaso … ¿Será verdaderamente deseo?

Pero, … ¿Deseo de qué? ¿De saber quién soy? ¿De hurgar en mi recóndita alma? ¿De conocer mis virtudes y defectos? ¿Mis pros y contras? ¿Mi blanco y negro? Conocimiento pleno de mi humano interior, es difícil de obtener. No obstante, si mi envase atravesara con tal penetrante mirada, podría ser que saciara ese clandestino deseo. Podría ser que desenterrara tesoro de mi alma y cual pirata deseoso lo robara para conseguir la riqueza en la plenitud de conocimientos que de mi persona respecta. Espero que esa mirada no indague lo suficiente como para encontrar el mapa del tesoro, que en este ta-te-ti entre mi alma y aquellos ojos la suerte sea para mí.

Me encontraba en un total estado de sumisión ante ese mirar, cuando escuche una voz detrás de mí, susurrante, carrasposa, salida de una pesadilla. Con un tono desagradable la oí decir: 

"Bah, menuda ridiculez, ¡eh! Un par de ojeaditas no significan nada, no quiere conocerte, no lo desea”.

Silencio breve. Asomo para posteriormente escuchar: 

“No me malinterpretes, no te quiero tirar abajo. Te lo digo para que lo tengas en consideración, por las dudas… ¿Viste? Yo que vos, me haría caso”.

Hice mis mayores esfuerzos para ignorarla, pero la voz se mostraba tan perseverante detrás de mí diciendo: 

“Mirá si se atreve a conocerte y se decepciona… No eras lo que esperaba. Mirá si se esfuma aquel deseo porque no le gustó lo que descubrió...”

Esa insoportable voz quería llenarme de inseguridades, de dudas, preguntas. Mas, no lo logró. Me distraía, sí. Pero hace tiempo que, "el qué dirán, qué pensaran…", dejó de existir en el vocabulario de mi mente.

Soy lo que soy, tengo seguridad de mi persona. Siento orgullo y satisfacción. Por lo tanto, ninguna voz quejumbrosa cambiará mi perspectiva.

Por otro lado, aquella intrépida mirada seguía penetrando en mí deseosamente… ¿Qué buscará? ... ¿QUÉ BUSCARA?

Comienzo a creer que tal vez nos conocemos, pero lo dudo.

Ese fogoso mirar me incomodaba cada vez más. Mi ritmo cardíaco se aceleraba velozmente. Me producía ansiedad el no saber las intenciones de tal punzante mirada.

Quería conocer por qué me transmitía tanto deseo, ¿Por qué? ¿Realmente deseaba conocerme, conocer mi alma? Yo deseaba entender a esos ojos … ¿Y ellos a mí? Probablemente era racional aquello que decía mi abuelo, de que "una mirada dice más que mil palabras".

Finalmente, aparté la mirada del sucio espejo del baño de casa y seguí con mi absurda rutina diaria. A lo mejor mañana, en el mismo horario, encuentre las respuestas para esas insoportables preguntas.